lunes, 9 de diciembre de 2013

#nosinevidencia

Ante las últimas novedades relacionadas con el tema de la homeopatía, un grupo de profesionales hemos decidido redactar un escrito a modo de manifiesto . Si estas interesado en participar puedes comentar y dar tu apoyo en el blog destinado a tal fin http://nosinevidencia.wordpress.com/ . 

MANIFIESTO:
La evidencia científica es uno de los pilares sobre los que se asienta la medicina moderna. Esto no siempre ha sido así: durante años, se aplicaron tratamientos médicos sin comprobar previamente su eficacia y seguridad. Algunos fueron efectivos, aunque muchos tuvieron resultados desastrosos.

Sin embargo, en la época en la que más conocimientos científicos se acumulan de la historia de la humanidad, existen todavía pseudo-ciencias que pretenden, sin demostrar ninguna efectividad ni seguridad, pasar por disciplinas cercanas a la medicina y llegar a los pacientes. 

Los firmantes de este manifiesto, profesionales sanitarios y de otras ramas de la ciencia, periodistas y otros, somos conscientes de que nuestra responsabilidad, tanto legal como ética, consiste en aportar el mejor tratamiento posible a los pacientes y velar por su salud. Por ello, la aparición en los medios de comunicación de noticias sobre la apertura de un proceso de regulación y aprobación de medicamentos homeopáticos nos preocupa como sanitarios, científicos y ciudadanos, y creemos que debemos actuar al respecto. Las declaraciones de la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) asegurando que “no todos los medicamentos homeopáticos tienen que demostrar su eficacia” y que “la seguridad no se tiene que demostrar con ensayos clínicos específicos” no hacen sino aumentar nuestra preocupación.
Por lo tanto, solicitamos:
1. Que no se apruebe ningún tratamiento que no haya demostrado mediante ensayos clínicos reproducibles unas condiciones de eficacia y seguridad al menos superiores a placebo. La regulación de unos supuestos medicamentos homeopáticos sin indicación terapéutica es una grave contradicción en sí misma y debe ser rechazada. Si no está indicado para nada ¿para qué hay que darlo?.
2. Que la AEMPS retire de la comercialización aquellos fármacos, de cualquier tipo, que pese a haber sido aprobados, no hayan demostrado una eficacia mayor que el placebo o que presenten unos efectos adversos desproporcionados.
3. Que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad persiga a aquellas empresas que atribuyen cualidades curativas o beneficiosas para la salud a sus productos sin haberlo demostrado científicamente.

4. Que el Consejo General de Colegios de Médicos de España / Organización Médica Colegial, en cumplimiento del artículo 26 del Código de Deontología Médica, desapruebe a los facultativos que prescriban tratamientos sin evidencia científica demostrada.

jueves, 22 de agosto de 2013

La adolescencia: un terreno abonado para las toxicomanías

  
  Nunca ha sido sencillo abordar el consumo de tóxicos en la población adolescente de una forma aséptica y objetiva. A lo largo de las últimas décadas han sido numerosos los enfoques que se han empleado para su tratamiento (directivos, educativos, coercitivos, punitivos, moralizadores etc) que no han hecho sino incrementar la confusión existente, facilitar una comprensión superficial del problema así como obtener una escasa eficacia terapéutica y preventiva.
  La adolescencia es la etapa con mayor riesgo para iniciar el consumo de sustancias. Sin embargo este hecho, ignorado hasta hace relativamente pocos años por la investigación científica, sigue siendo hoy un terreno poco explorado.
  Finalizada la infancia, la adolescencia constituye una segunda y última “convocatoria” para que el individuo pueda resolver sus conflictos internos y alcanzar una estructura sana y adulta de personalidad.
  En esta etapa acontecen muchos cambios de una manera torrencial. El adolescente abandona el pensamiento concreto del niño y comienza a desarrollar el pensamiento abstracto y flexible del adulto. Experimenta enormes cambios en su anatomía y fisiología. Pero su mayor encrucijada radica en la ambivalencia que siente entre la necesidad de prolongar su infancia y la necesidad de obedecer al imperativo de dejar atrás su posición dependiente infantil. Esto es, en su dificultad para optar por una identidad propia y adulta.
  El adolescente lucha contra sus padres y demás figuras de autoridad pues proyecta sobre ellos sus propias necesidades de dependencia. Opta por pensar “ellos quieren que siga siendo un niño pequeño” porque no puede aceptar que es él quien realmente teme las consecuencias de dejar de ser un niño. Esto genera una alternancia entre ataques y estados de sometimiento frente a sus padres. Normalmente los progenitores muestran perplejidad por la conducta irracional e injustificada y adoptan una posición hostil frente al hijo lo que genera una contaminación en su relación y cierra un círculo de irracionalidad que perjudica a todos. Pero no es sencillo ver que que tales ataques no son mas que una representación externa de los conflictos internos del adolescente. Éste emplea a sus padres como “sparrings” afectivos fiables porque “sabe” que no le van a dejar aunque en realidad lo haga porque “sabe” que él no les va a dejar.
  La adolescencia es una etapa emocionalmente caótica en la que el sujeto necesita llevar a cabo una profunda reorientación de su interior y de sus patrones de relación interpersonal sin contar, en cambio, con un modelo de identificación alternativo a los padres que resulte válido y claro. Por eso emplea el método de “ensayo/error” y busca nuevas identificaciones y alianzas indestructibles con sus compañeros y amigos, su nueva "tribu", que validen sus elecciones y cambios y le provean, a la vez, de unos sentimientos de invulnerabilidad y omnipotencia que le permitan ocultar ante su conciencia su terrible fragilidad e inseguridad. Es precisamente esto lo que hace que incurra en conductas de riesgo, como probar sustancias tóxicas, y busque constantemente nuevas sensaciones sin evaluar, en cambio, adecuadamente el peligro en el que incurre.
 Debemos destacar la elevada incidencia encontrada de varios trastornos psiquiátricos (trastornos de personalidad, trastornos afectivos con ideación suicida, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastornos por ansiedad y trastornos de conducta esencialmente) en adolescentes que abusan o dependen de tóxicos. Todos los cambios que se experimentan en esta etapa de la vida aumentan la vulnerabilidad frente al estrés, la frustración y la ansiedad. Estos hechos promueven el uso de sustancias a modo de automedicaciones ensayadas al azar pero que finalmente son seleccionadas por su efecto emocional y cognitivo. Así, después de probar el efecto de distintos tóxicos el fóbico optará probablemente por el alcohol, el ansioso por el cannabis, el depresivo o el hiperactivo por los psicoestimulantes o el agresivo o el pasivo dependiente por los opiáceos.
  Es evidente que el uso de estas sustancias aleja al adolescente de la resolución real de su conflicto, promueve su fracaso escolar, provoca su descarrilamiento personal y le introduce en circuitos de marginalidad que, eventualmente, puede llevarle hasta la delincuencia.
  Todo lo dicho hace absurdo el abordaje de un abuso adolescente de sustancias con medidas extendidas y clásicamente ineficaces como son las estrictamente conductuales o aquellas fundamentadas en paradigmas morales (“como el paciente es el responsable del problema también debe serlo de la solución”).
  Más que en cualquier otra población, con los adolescentes debemos esforzarnos en entender qué hay detrás del problema aparente y formular una solución ajustada y comprensiva del problema real subyacente.
  No es suficiente con etiquetar al adolescente consumidor con un código DSM 5 y aplicarle un tratamiento estándar. Es demasiado lo que está en juego y escaso el tiempo que tenemos para actuar. Una vez que la conducta se consolida es mucho más difícil promover un cambio.
  Una intervención acertada a tiempo puede reorientar una trayectoria errada y evitar la destrucción de la vida futura del adolescente y de su familia. Por el contrario, un error o una dilación en el tratamiento pueden tener consecuencias catastróficas. Lamentablemente, este hecho se repite todavía hoy con demasiada frecuencia. 

jueves, 13 de junio de 2013

La personalidad: ¿cara oculta de la psiquiatría?

(después de mucho tiempo sin publicar nada he aprovechado un artículo mío que salió hace unos días en El País para el que no lo pudiera leer) 

El estudio de la personalidad apenas resulto atractivo para la psiquiatría hasta la década de los años 80. Antes era considerada una materia marginal que carecía de interés científico.  Sin embargo, su papel modulador en los trastornos mentales e, incluso en muchas enfermedades médicas, ha sido progresivamente reconocido. La personalidad afecta a la totalidad de las áreas de funcionamiento del ser humano, es su columna vertebral. Un paciente con rasgos borderline o límite de personalidad muestra una impulsividad y una inestabilidad que pueden provocar su despido laboral y aislamiento. Un paciente diabético, hipertenso o epiléptico va a cumplir de forma estricta su tratamiento médico cuando tiene rasgos obsesivos de personalidad. Un paciente dependiente, por el contrario, va a evolucionar peor al no responsabilizarse del cumplimiento. Elnarcisismo en un paciente esquizofrénico va a empobrecer su pronóstico pues va generar negación de sus propios problemas y de la necesidad de ayuda. Un paciente fóbico con un cáncer incipiente aplazará el diagnóstico y convertirá en mortal una enfermedad que, en caso de haberse tratado a tiempo, podría haber sido curada.
No obstante, estos rasgos pueden ser graves y persistentes y alcanzar la categoría de trastorno de personalidad, diagnóstico presente en el 40-60% de los enfermos mentales y el más frecuente en la psiquiatría actual. Los factores que determinan nuestra forma de ser derivan esencialmente de nuestros genes, nuestra biografía, nuestra influencia cultural y la forma de interpretar las experiencias que tenemos. Sobrevalorar o minusvalorar cualquiera de estas dimensiones puede conducir a concepciones erróneas así como a dogmáticos y estériles reduccionismos.
Hoy basamos la clasificación de los trastornos de personalidad en los criterios de la DSM IV TR(Sociedad Americana de Psiquiatría) y de la CIE10 (Organización Mundial de la Salud) que, aunque muestran algunas diferencias entre sí, son muy similares. Podemos agrupar los trastornos de personalidad en tres grades grupos:
  • Grupo A: Incluye las personalidades “raras” o excéntricas (esquizotípica, esquizoide y paranoide).
  • Grupo B: Incluye las personalidades dramatizadoras, erráticas e hiperemocionales (antisocial, histriónica, límite y narcisista).
  • Grupo C: Incluye las personalidades ansiosas y temerosas (evitativa, dependiente  y obsesivo-compulsiva). 
De ellas, las personalidades del grupo A son las que tienen una mayor gravedad por mostrar una pobre respuesta a los tratamientos y las del grupo C son las que cuentan con menores repercusiones por implicar en general una mejor adaptación al medio que el resto. El grupo B es el que registra más cambios en los últimos años (especialmente en los trastornos antisociales, borderline y narcisista de personalidad).  Por un lado, la prevalencia de estos trastornos en sociedades desarrolladas está creciendo, acaso por factores sociales y culturales y, por otro, la investigación ha alcanzado importantes logros respecto a las herramientas piscofarmacológicas y psicoterapéuticas que hemos ido incorporando. 
La profundización en el conocimiento biológico de estas enfermedades permite hoy tratamientos que mejoran, entre otros, los aspectos emocionales, el control de los impulsos, las conductas violentas y la estabilidad del ánimo de estos pacientes, y reducen además los efectos secundarios.
La estabilización clínica y la mejoría del estado basal de estos pacientes ha incrementado también la eficiencia de las técnicas psicoterapéuticas lo que, en conjunto, ha mejorado notablemente la calidad de vida en estas enfermos, su integración social, su estabilidad laboral y social así como una restructuración estable y duradera de su personalidad.
Tener hoy un trastorno de personalidad ha dejado de suponer que el paciente vea rota su propia vida o la de sus seres queridos. Los avances recientes nos permiten ver ahora el problema con mayor optimismo. Podemos decir con tranquilidad que la personalidad ya no constituye ni va a constituir la cara oculta de la psiquiatría.

viernes, 3 de junio de 2011

"Las sillas" de Ionesco y congresos médicos 1.0



   En 1997 pude asistir al estreno en el Teatro de La Abadía de Madrid de “Las sillas”, una obra memorable de Eugène Ionesco, dirigida e interpretada por José Luis Gómez. Puedo asegurar que aquella experiencia constituyó para mí algo parecido a una revelación adolescente, esos hechos que nos hacen “caer del guindo” de golpe haciéndonos ver lo que siempre habíamos tenido delante sin darnos cuenta.
  Bajo una luz cenital de intensidad creciente aparecían en la tarima al principio de la obra una pareja inmóvil y cubierta de polvo. No tardaban en comenzar a aguijonearse sutilmente. “Yo podría haber sido el mejor mariscal de todos los ejércitos” (decía él), “Sí, un mariscal sin soldados, pero eso sí, el mejor mariscal” (replicaba ella), “O el mejor jefe de todos los médicos” decía él, “Sí, en esta isla desierta, sin enfermos y sin médicos, pero el mejor jefe de los médicos sin duda” contestaba ella... y así sucesivamente durante un largo rato. Luego él se ponía lentamente de pié dejando caer una gran cantidad de polvo y confesaba haber descubierto algo tan importante que se veía obligado a comunicarlo de inmediato a toda la humanidad. Para ello había invitado a los representantes de las más altas esferas mundiales de la ciencia, la política, la diplomacia, el ejército, la iglesia etc. Comenzaba a dar la bienvenida a los personajes de un modo alucinatorio y hacía como si les sentara en las sillas de tijera que iba abriendo y que poco a poco iban colmando la escena. Un fondo facetado con espejos multiplicaba hasta el infinito el conjunto de sillas vacías. Al final, todo quedaba preparado para que llegara el orador que había contratado para tan importante acontecimiento. Sin embargo, éste se retrasaba inexplicablemente. Con el escenario lleno de sillas vacías y temerosos de que el orador no llegara nunca, ambos personajes decidían suicidarse. Inmediatamente después aparecía el orador, pero no era más que un autómata de juguete vestido con casaca roja, chacó napoleónico negro y fusil en bandolera que acababa ofreciendo un discurso mudo basado en tres gestos retóricos mecánicos que repetía una y otra vez en el mismo orden hasta que se retiraba en silencio. Se cerraba luego el telón mientras se apagaba gradualmente la luz cenital que coronaba el yermo escenario repleto de sillas.
Encontré un paralelismo estrecho entre lo que quedaba representado en la obra y la actividad que centraba muchos congresos de mi especialidad en aquel tiempo. El número de mesas en las que participaba un ponente daba cuenta de su peso en los grupos de poder, por más que nadie le reconociera como especialista en ninguna de las materias que abordaba. Era una especie de juego en el que sólo los autocomplacientes supuestamente poderosos participaban en tres o más. Todos sabíamos que muchos de aquellos que se postulaban como generadores de opinión y a los que la poderosa industria farmacéutica arropaba con fines comerciales, no eran si no meros actores que no distaban mucho del autómata mudo de Ionesco. Sin embargo lo peor era darse cuenta de que, si la tribuna del orador estaba impostada, la sillas en las que nos sentábamos muchos asistentes probablemente estuvieran, en realidad, vacías. Evidentemente ese fenómeno no afectaba a todas las ponencias ni a todos los congresos de psiquiatría, pero sí estaba presente de una forma inquietantemente amplia en ellos restándoles una enorme credibilidad.
Hace pocos meses comencé a adentrarme en lo que se ha dado en denominar Medicina 2.0, es decir, la refundación de la medicina tradicional vertical de acuerdo al paradigma de las nuevas reglas horizontales de interacción social. Una medicina nueva, fresca, respetuosa, auténtica, creativa, honesta, inquieta, dinámica, inteligente, humilde, sabia, una medicina respetable y democrática en la que no hay nada que se postule pues en ella todo debe ser demostrado y contrastado de inmediato.
Debo reconocer que mi introducción en este nuevo mundo médico ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi formación. Desde aquí quiero agradecer a Vicente Baos que se haya convertido en mi mentor en este proceso en el que me acabo de iniciar. A Paco Traver y Miguel Ruiz Flores por indicarme magistralmente el camino de la reflexión 2.0. A Julio Mayol, Rafael Pardo, Miguel Ángel Mañez, Salvador Casado, Ana González Duque o Pepe Martínez por despertar en mí esta incipiente pasión por la nueva forma de entender la medicina. Y a una larga lista de compañeros que con sus ideas han despertado muchas y nuevas inquietudes en mi.
Dentro de dos semanas comienza el 2º Congreso de la Blogosfera Sanitaria y en él se abordarán ampliamente muchos de los aspectos más candentes e interesantes de la medicina 2.0. Va a ser mi primera aproximación no virtual a este mundo, pero no me cabe ninguna duda de que lo que voy a encontrar allí van a ser tribunas ocupadas por personas reales y cualificadas que dirigirán sus descubrimientos, ideas y reflexiones a un auditorio con sillas ocupadas con interés por asistentes que discutirán con ellos todos los contenidos de una forma intensamente interactiva. Confieso que hacía muchos años que no esperaba con tanta expectación la llegada de un congreso pero es que, sin duda, tengo mucha gente importante que conocer allí. Muchos de ellos anónimos miembros de la medicina tradicional que se han convertido en pensadores imprescindibles en la medicina 2.0.
La sociedad, la economía, la política... todo. El mundo está cambiando a un ritmo trepidante en los años más recientes. Ocurren cosas enormemente dispares que no podríamos haber imaginado ni individualmente ni en conjunto hace muy poco tiempo. Pero lo más importante es que todos estos cambios tienen algo en común. En ellos somos todos los protagonistas. 

sábado, 21 de mayo de 2011

#acampadasol y el mundo 2.0

   Hoy, con permiso de mis lectores, voy a hacer mi primer post ni médico ni subclínico. Pero es que, contemplando el movimiento #15M, he recordado la canción de Lluis Llach "El jorn dels miserables" de 1974 que decía algo así:

 “Qué pocas palabras tengo, y las que digo son tan gastadas que habrá que buscar nuevos caminos en los que ya no sean necesarias. Que poca fuerza tengo, tantas veces mal enfocada, la quiero toda para mañana cuando la hazaña lleve al alba. Cuanta rabia tengo, quizá tenga que convertirme en un perro porque no puedo olvidarla. Qué poca esperanza tengo, quizá sea mejor abandonarla, no sea que esperar nos aleje más de lo realizable. Cuanta miseria tengo, bajo los pies sobre mi hombro, y la quiero guardar conmigo hasta el día de los miserables”. 

  Han pasado nada menos que 35 años y sin embargo la letra suena tan actual como las revoluciones en los países árabes o el contagioso movimiento #15M. 

  Tengo al sensación que se trata de un síntoma mucho más ubícuo que la mera geografía, la política o la economía. Hay erupciones por todas partes y cada una persigue un objetivo distinto. Pero ¿cual es su denominador común?: el reconocimiento del derecho a ser libres, a pensar por nosotros mismos, a ser tal y como somos y no como los demás han esperado o querido que seamos. 

  Es evidente que ya no estamos dispuestos a conformarnos ni someternos a todo lo establecido, en la política, la economía, la sanidad o el arte. ¿Acaso sea por la falsedad, ineficacia y arrogancia de lo que se ha postulado como única forma de entender la realidad?. 

  Hace unos meses una foto ocupaba la portada de un diario nacional. Se trataba de un muchacho joven con el torso desnudo, ondeando una bandera egipcia sobre el cañón de un tanque. La imagen se centraba en esos dos focos, el tanque y el hombre libre. Pero había un detalle que pasaba inadvertido y que, a mi juicio, le daba mayor contenido a la escena: los pantalones de talle bajo dejaban ver el elástico de sus calzoncillos en el que se podía leer con claridad "VERSACE". Nada más lejano de la revolución islamista que muchos sesudos comentaristas políticos temían. Se trataba sencillamente de un joven que expresaba su deseo a ser como quería ser y reclamaba que el sistema le reconociera ese derecho tan simple que, de forma tan clara, quedaba representado por su ropa interior. 

  Parece que va a acabarse la política de “esto son lentejas”. El mundo 2.0 incluye el pensamiento colectivo y libre, sustituye la pirámide de poder vertical por una estructura reticular autoregulada. Cuando empiezo un tratamiento con un paciente nuevo lo que persigo es ayudarle a llegar a ser un adulto sano y libre que sea capaz de amar y trabajar en armonía con su entorno y consigo mismo. Por algún motivo percibo que estas corrientes subrevolucionarias tienen mucho que ver con lo que podría constituir el inicio del tratamiento de esta sociedad postcapitalista y postcomunista completamente enferma, impostora y esclerosada pero llena de vida generatriz.

   Cito un post de mi amigo Javier Babuglia hoy en Facebook¿Jornada de reflexión? jajaja Yo ya llevo muchos meses reflexionando ante las tamañas barbaridades y tonterías que cada mañana me dictaba la radio, sobre quien no está ni preparado, ni en posición de representarme ni mucho menos tomar el timón de este Estado al que pertenezco... qué reflexionen ellos, espero que desde la cola del paro!”

  Hoy he querido transgredir la línea editorial del blog como un homenaje expreso al pensamiento libre que florece cada vez con más fuerza. Ojalá haya llegado el día de los miserables como quería Llach hace mas de tres décadas, ojalá todos nos atrevamos a construir algo nuevo y más cercano a la verdadera libertad. A lo que hace poco menos de una semana comenzó a ser denominado democracia real en #acampadasol

viernes, 6 de mayo de 2011

DSM 5, más de lo mismo o... ¿peor?




   Cuando decidimos dar un paso al frente nos reconforta darnos cuenta de que lo hacemos con más personas que piensan lo mismo. Es exactamente lo que me ha ocurrido cuando a las dos semanas de publicar mi anterior post (crítico con el reduccionismo diagnóstico en psiquiatría) recibí un correo pidiendo la máxima difusión para una reunión que se va a celebrar en Barcelona a propósito de la llegada del DSM 5. 
  En esta ocasión me voy a limitar a reproducir el texto que recibí y entrar a formar parte de esta nueva corriente que desconocía mediante su difusión.
  
"Movimiento altertnativo al DSM 5: por una psicopatología clínica, que no estadística

Presentación

Como es conocido por todos los profesionales de la salud mental, se están ultimando las líneas y principales novedades del DSM V. Como ya es habitual, el número de «trastornos mentales» se incrementa notablemente con todo un conjunto de categorías blandas y nominalizadas, para aumentar así el número de posibles usuarios de servicios, programas y tratamientos.

Todo esto sucede a raíz de la ideología del DSM, pretendidamente ateórica y alejada de cualquier tipo de modelo psicopatológico. La psicopatología ya no se enseña ni en las facultades ni en los programas de formación de los residentes de psiquiatría y de psicología clínica.
Resultado: un desconocimiento de las bases de la psiquiatría y de la psicología clínica, una limitación considerable a la hora de explorar los pacientes, y, finalmente, una limitación más que considerable a la hora de diagnosticar. En este marco, no debe extrañar que los diagnósticos sean comórbidos y que algunas categorías, como el TDAH, presenten comorbilidades con prácticamente todo el resto de "trastornos mentales".
Sorprendentemente, es escasa la bibliografía centrada en este problema, a pesar de las fuertes incomodidades generadas por este totum revolutum, donde todo se relaciona con todo.

A partir de estas consideraciones, se hace necesario hacer un replanteamiento de las bases subyacentes a las prácticas clínicas, buscando modelos mucho más sólidos epistemológicamente y libres de las influencias de los intereses de los grupos de presión. Con este objetivo se están constituyendo plataformas de reflexión y elaboración de propuestas alternativas a la metodología DSM y es por ello que os convocamos a participar en este foro de discusión.

Por este motivo convocamos un primer encuentro entre profesionales de las diverses redes de salud mental, educativas y sociales. Este encuentro se celebrará el día 13 de mayo a las 15.30 horas, en la biblioteca de la Fundació Puigvert (C/ Cartagena, 340, junto al Hospital de Sant Pau) en Barcelona. 

Si precisáis alguna información adicional podéis dirigiros a la siguiente dirección de correo electrónico:


Cordialmente,

Lluís Farrè
Josep Moya"

  Espero que, como las nuevas corrientes políticas y sociales, comencemos todos a expresarnos de forma libre y crítica. Sin duda es la mejor forma para facilitar el desarrollo. 

viernes, 22 de abril de 2011

Usted está en un globo

(tomada de blog.hotelreservations.com)
 
Dos psiquiatras viajan en un globo pero, mientras charlan animadamente, una corriente de aire les lleva a un lugar desconocido. Al ver a un hombre descienden y le preguntan: “¿Sabe donde estamos?. Después de analizar pausadamente la situación, el hombre responde: “En un globo”. Despegan de nuevo y uno dice: “Seguro que era un redactor del DSM 5”. “¿Por qué?” pregunta el otro. “Porque nos ha dicho exactamente donde estamos pero no nos sirve para nada”.
  He conocido muchas variantes del mismo chiste que incluyen analistas y ejecutivos, políticos y matemáticos, cirujanos y patólogos etc de modo que espero que nadie se moleste por haberlo traído aquí.
  Desde que en 1952 se editara el DSM I ha aumentado la precisión en los diagnósticos psiquiátricos. El motor ha sido por un lado la necesidad de establecer protocolos terapéuticos y de investigación, y por otro la necesidad de tipificar la cartera y el coste de los servicios que ofrecen las aseguradoras sanitarias norteamericanas a sus clientes.
  Hoy contamos ya con el DSM IV TR y la CIE 10 y dentro de poco se nos echa encima la DSM V. El problema es que un creciente número de psiquiatras reconocen que a veces resultan de escasa utilidad. Carecen en ocasiones de denominaciones psicopatológicas en algunas categorías (trastorno ¿borderline? de personalidad ¿entre qué y qué?) , producen a veces una delimitación confusa entre eje I y eje II, incluyen en el grupo de las esquizofrenias trastornos posiblemente neurológicos (¿esquizofrenia? catatónica), emplean criterios diagnósticos ya obsoletos (síntomas de ¿primer rango? de Kurt Schneider en las esquizofrenias), o clasifican las depresiones según un criterio etiológico en un grupo (trastorno adaptativo depresivo), evolutivo en otro (distimia) y fisiopatológico en otro (depresiónes uni y bipolar).
 Eso hace que, en ocasiones, el examen de casos clínicos sobre el DSM IV R supuestamente paradigmáticos nos deje tan perplejos como a los tripulantes del globo. Con ganas de preguntar ¿y ahora qué?. A pesar de eso, nos esforzamos en que las descripciones psicopatológicas de nuestros pacientes encajen en estos esquemas estadísticos pues lo importante es que salga de la consulta o sea introducido en el ordenador con un código. Eso es lo importante.
  El problema ocurre cuando esa actitud nos lleva a generalizar la costumbre de hacer diagnósticos transversales, a modo de fotogramas de la película, cuando la mejor descripción de la enfermedad emana de su observación evolutiva, longitudinal, es decir, de la película entera.
  Con frecuencia caemos en un “aquí y ahora” mal entendido ("en la actualidad no presenta patología", "de lo mío no es, vaya usted a" como decía Vicente Baos en su blog) lo que nos conduce a dos hechos trascendentes: 1) No sabemos qué es lo que ha traído hasta el aquí al paciente y, lo peor, 2) Nos privamos de la capacidad predictiva que un diagnóstico longitudinal podría darnos. Pretendemos ser objetivos pero lo que conseguimos es aumentar nuestra hipermetropía y no ver lo que tenemos delante. Muchos reconocerán que esto es algo extensible a muchas otras ramas de la medicina.
 Las consecuencias son graves. La primera y más importante es que no mejoramos a los pacientes. Pero hay más: apreciamos resistencias donde solamente hay diagnósticos errados, cronificamos las patologías al privarlas de un tratamiento correcto, caemos en la iatrogenia (polimedicamos aumentando las interacciones farmacológicas) e, incluso, aumentamos el gasto sanitario por aumento neto en el consumo de recursos (hospitalizaciones, consultas ambulatorias, gasto farmacéutico etc).
 Es el problema de simplificar las cosas, un deporte muy extendido entre algunos médicos, muchos políticos de todo color y todos los poderes financieros que rodean a la medicina. Hace unos días Teresa M. Miguelañez ilustraba maravillosamente en su blog cómo la obsesión por acortar la estancia hospitalaria se puede traducir en maltrato al paciente y en aumento de costes sanitarios al fomentar el fenómeno de puerta giratoria.  
  En medicina no podemos permitir que la observación de los árboles nos lleve a ignorar el bosque. Desde la etapa hipocrática los médicos hemos tenido que dialogar, observar, estudiar, analizar y reflexionar más que ningún otro profesional. No podemos alejarnos de la realidad. Los médicos tenemos que seguir tocando al paciente, como dice Vicente Baos en su reciente ponencia en el Congreso de la SOMAMFYC, tenemos que verlo entero.
 Afortunadamente, la blogosfera sanitaria está sirviendo para agitar conciencias. No hay más que ver el impacto mediático que ha producido la reciente dimisión de Salvador Casado y que queda perfectamente justificada por lo que explica en su blog. Describe con sencillez aplastante la medicina de trincheras a la que se ha llegado en el ámbito sanitario público español.
 La simplificación, en cualquier sentido, de los problemas tan sólo puede acarrear problemas mayores. Evitemos los fanatismos científicos y los positivismos radicales estériles. Sólo así podremos seguir ayudando a los pacientes. De la mecanización del diagnóstico a la mecanización del tratamiento sólo hay un paso. El siguiente lo podemos suponer todos.
  Me resisto a imaginar un futuro bladerunneriano en el que los médicos hayamos acabado siendo sustituidos por replicantes sanitarios con bata.